Un informe de ONU Mujeres revela que, pese a su crecimiento en el ecosistema emprendedor, las mujeres enfrentan barreras sistémicas para acceder a capital. Solo el 10% de los fondos públicos en la región se destinan a proyectos liderados por ellas.
En sectores como tecnología y energías renovables, las emprendedoras latinoamericanas están innovando con soluciones para crisis climáticas y sociales. Por ejemplo, la mexicana Adriana Luna fundó AgroSí, una startup que conecta a pequeñas agricultoras con mercados globales. Sin embargo, según el BID, el 78% de las inversionistas en la región admiten preferir proyectos liderados por hombres, perpetuando un ciclo de exclusión.
Organizaciones como VentureHer están capacitando a mujeres en pitching y financiamiento, logrando que el 40% de sus participantes aumenten su acceso a capital. Aún así, sin políticas que obliguen a bancos y fondos a reportar sus inversiones con perspectiva de género, la brecha persistirá. “Necesitamos cuotas transparentes, no solo promesas”, exige Luna.
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