Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aislamiento social crónico en mayores de 65 años incrementa en un 47% el riesgo de desarrollar demencia y eleva un 32% las hospitalizaciones por complicaciones cardiovasculares. Este fenómeno, agravado por el envejecimiento poblacional, podría sumar €170.000 millones anuales en costes sanitarios evitables en la UE para 2030, según proyecciones de la OCDE.
La clave, subraya la OCDE, está en redirigir recursos hacia intervenciones tempranas. Programas como el modelo holandés «Buurtzorg» —enfermeras comunitarias que integran apoyo emocional en visitas médicas— han demostrado que por cada €1 invertido en acompañamiento, se ahorran €4,20 en urgencias. «La soledad es un determinante social de la salud tan crítico como la contaminación o la pobreza. Ignorarla es insostenible fiscalmente», advierte un informe reciente del organismo.
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