Además de las complicaciones relacionadas con el control de la glucosa, la diabetes multiplica hasta tres veces el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV) y arritmias.

Sin embargo, con un el  tratamiento temprano y adecuado, que incluye una alimentación balanceada, actividad física y controles médicos, los pacientes pueden “neutralizar” los riesgos adicionales asociados a esta condición.

Riesgo cardiovascular asociado a la diabetes

La diabetes es una enfermedad metabólica crónica que se manifiesta por un aumento de los niveles de glucosa en sangre, lo que, a largo plazo, puede causar daños importantes en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios.

La forma más frecuente es la diabetes tipo 2, que suele afectar a adultos y se desarrolla cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina o no produce esta hormona en cantidad suficiente.

El doctor Hugo Sanabria (MN 98220), jefe del programa de Prevención Cardiovascular del ICBA Instituto Cardiovascular, explica a Infobae que “los pacientes con diabetes tienen un riesgo dos o tres veces mayor que la población general de desarrollar patologías cardiovasculares, como el infarto agudo de miocardio, el accidente cerebrovascular (ACV) y la arteriopatía periférica”.

Además, la insuficiencia cardíaca y las arritmias, como la fibrilación auricular, también son más comunes en quienes tiene la enfermedad metabólica. Sin embargo, el tratamiento temprano y adecuado reduce significativamente estos riesgos.

“La probabilidad puede ser igual a la población general si los pacientes con diabetes controlan sus valores de glucemia, mantienen un peso saludable, si hacen actividad física, controlan la presión arterial y sus niveles de colesterol, si no fuman y si protegen los órganos como el riñón”, completó.

En otras palabras, el aumento del riesgo de eventos cardiovasculares provocado por la diabetes se puede anular si los pacientes están bien controlados, resume el especialista del ICBA.

Como muchas enfermedades que impactan en distintos sistemas del organismo, el control efectivo de la diabetes requiere de un equipo de salud multidisciplinario. Sanabria explica que el abordaje involucra a médicos clínicos y especialistas en diabetes, así como a expertos en nutrición, cardiología y nefrología, quienes contribuyen a garantizar un tratamiento integral.

Cuáles son los síntomas

Un estudio internacional, publicado en la reconocida revista The Lancet, mostró que en 2021 alrededor de 529 millones de personas en el mundo vivían con diabetes y estimó que esa cifra superará los 1.300 millones para el año 2050. En América Latina, los investigadores pronosticaron que la diabetes crecerá 180% en las próximas tres décadas.

Frente a este aumento exponencial de los casos, impulsado por el crecimiento de la obesidad, el sobrepeso, y una dieta baja en frutas y verduras, los controles médicos regulares son esenciales para detectar de manera temprana la diabetes y prevenir sus complicaciones asociadas.

Como la diabetes suele avanzar de manera silenciosa, es importante prestar atención a las señales de alerta, incluso antes de tener sospecha de la enfermedad. El doctor Sanabria explica que los síntomas que son comunes a toda la población y pueden sugerir problemas cardiovasculares son, por ejemplo, el dolor de pecho, la falta de aire, las palpitaciones y los desmayos.

“Los pacientes con diabetes pueden presentar otros síntomas derivados de un mal control glucémico, como por ejemplo mayor sed, diuresis muy incrementada, pérdida de peso inexplicable y cansancio. Todos estos síntomas, si se asocian a valores de glucemia muy elevados, sobre todo por mucho tiempo, pueden marcar un signo de descompensación metabólica”, precisó.

Algunos pacientes que requieren insulina u otros medicamentos específicos pueden experimentar reducciones bruscas en los niveles de glucosa en sangre, lo que se conoce como hipoglucemia y demanda una atención adecuada. Estos descensos pueden manifestarse con diversos síntomas, como temblores, palpitaciones, sudoración o somnolencia, y en casos de baja glucosa extrema, podrían incluso provocar pérdida de conocimiento.

Como medida de prevención, los controles periódicos incluyen análisis de sangre para medir glucemia, exámenes de fondo de ojos para detectar posibles daños en la retina y revisiones de los pies para identificar complicaciones.

En cuanto a los estudios cardíacos, se comienza con un interrogatorio y un examen físico detallado; después, un electrocardiograma permite identificar posibles alteraciones en el ritmo cardíaco y suele complementarse con un ecocardiograma Doppler color para una evaluación sobre el estado global el corazón.

A partir de ese chequeo inicial, muchas veces se complementan con otros estudios, como por ejemplo valoración de las arterias por ecografía, por ultrasonido, para ver si hay presencia de placas de ateroma en las paredes de las arterias. También hay estudios que determinan si hay zonas del corazón que no se irrigan adecuadamente -describe Sanabria- como la ergometría o estudios de esfuerzo, con los que podemos saber qué ocurre ante una exigencia física,

La buena alimentación ayuda a controlar la diabetes

La nutrición juega un rol fundamental en el control de la diabetes. Según la licenciada María Sol Rey, coordinadora de Nutrición del ICBA Instituto Cardiovascular, “un plan equilibrado y personalizado ayudará a controlar los niveles de glucosa en sangre, así como a mantener un peso saludable y prevenir complicaciones”.

Entre las recomendaciones figuran consumir hidratos de carbono de bajo índice glucémico y alimentos ricos en fibra como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. También se aconseja el consumo de grasas saludables provenientes de aceites de oliva, frutos secos y pescados ricos en omega-3, que ayudan a mejorar la función vascular y reducir los niveles de colesterol y presión arterial.

La pérdida de peso también es beneficiosa para los pacientes con sobrepeso u obesidad, ya que una reducción de entre el 3% y el 7% del peso corporal puede mejorar la glucemia y otros factores de riesgo cardiovascular. “El mantenimiento de la pérdida de peso puede ser un desafío, por lo que es esencial que las intervenciones nutricionales sean adaptadas a cada persona”, agrega la licenciada Rey.

Al grupo multidisciplinario de especialistas que abordan la diabetes debe sumarse -plantea Sanabria- a las enfermeras educadoras, quienes cumplen un rol esencial en el seguimiento y la adherencia de los pacientes a los tratamientos.

“La enfermera educadora en diabetes es un punto central de comunicación, asegurándose de que todos los miembros del equipo multidisciplinario estén alineados y que la información sobre el estado del paciente y su tratamiento sea compartida de manera oportuna y precisa”, explica Susana Juani, encargada de Enfermería y educación en la Clínica de Diabetes del ICBA.

Ellas también capacitan a los pacientes en el uso de dispositivos como infusores de insulina o monitores de glucosa, y brindan apoyo emocional para motivar la adherencia a los tratamientos.