A inicios de los ’60, un vendedor de segunda mano hizo un inesperado descubrimiento en un sótano de una villa en la isla de Capri (sur de Italia) sin saber que se trataba de un verdadero tesoro. Era un lienzo enrollado que decidió llevárselo a su casa y como le gustó tanto a su esposa, decidieron colgarlo en una de las paredes del hogar. Sin embargo, décadas después expertos en arte confirmaron que la obra es original del artista español Pablo Picasso y la evaluaron en millones de dólares.
El descubrimiento le corresponde a Luigi Lo Rosso, quien en esa época solía buscar en los sótanos de diferentes casas abandonadas objetos de valor que pudiera llegar a vender en una casa de empeño que tenía su familia en la ciudad de Pompeya.
Fue precisamente en 1962 y con 24 años, que en una de esas búsquedas, de casualidad, se topó con este lienzo enrollado con una pintura al óleo con el dibujo asimétrico de una mujer vestida de azul con labial rojo.
En ese momento no le llamó la atención, a pesar de que poseía la firma de Picasso en la esquina superior izquierda, pero de igual forma decidió llevárselo. Desde este entonces, estuvo colgado por medio siglo en el salón de su casa sin ser consciente del valor que la obra podía tener.
No fue sino hasta la década del ’80 que el hijo de Luigi Lo Rosso se dio cuenta de que el cuadro podría llegar a tener algún tipo de valor. Un día en el colegio reconoció el cuadro en un libro de texto de historia del arte y se enteró que se trataba de la obra llamada «Buste de femme Dora Maar» (un retrato distorsionado de la fotógrafa y poetisa francesa Dora Maar), que pertenecía al pintor español Pablo Picasso y que este había estado en Capri en la década de 1950, por lo que podría llegar a ser original.
A partir de ese momento, la familia se movilizó con la intención de lograr identificar si en verdad era un Picasso original o una simple réplica. Según mencionó Andrea Lo Rosso, en primer lugar se contactó con historiadores del arte que negaron que fuera una pieza auténtica y hasta hubo sospechas de que pudiera haber sido robada.
Hace poco, tras varios estudios y un último análisis de la firma de la obra hecho por la grafóloga forense y del arte Cinzia Altieri, ella llegó a la conclusión que la firma es propiamente de Picasso.
La firma de Picasso «es autógrafa y atribuible a la mano del maestro, mientras no haya pruebas que demuestren su carácter apócrifo», dijo la experta esta semana en un informe citado por Il Giorno.
En caso de ser así, el valor económico del cuadro sería millonario ya que podría llegar a los 12 millones de euros ($12.175.664.412), asegura el mismo periódico.
in embargo, todo ello queda a expensas de revisión y validación de la Administración Picasso, asociación que pertenece a la familia del pintor. Esta es la heredera de sus derechos de autor y establece parámetros para los certificados de autenticidad de los cuadros del artista, que fue muy prolífico y dejó más de 14.000 obras hechas.
«Estoy feliz pero esperemos para brindar, todavía queda un paso por dar antes de dar por terminada esta increíble historia», afirmó Andrea Lo Rosso, hijo del descubridor. «Sigo trabajando como lo hago cada día con la esperanza de que incluso en París se convenzan de la autenticidad del cuadro», agregó.