El año 2000 nos trajo la extraordinaria historia de Máximo Décimo Meridio, un hombre convertido en gladiador que peleó en el Coliseo y dejó una marca profunda en Roma y en las salas de cine, consolidándose como una de las películas más icónicas de este siglo. Más de dos décadas después, la leyenda continúa con nuevos héroes, despiadados emperadores y nuevas piezas sobre el tablero.

«Gladiador II» toma lugar 20 años después de los acontecimientos de la historia original y sigue a Hanno (Paul Mescal), un hombre radicado en Numidia que, tras una invasión del ejército romano, pierde a su esposa y es esclavizado. Inspirado por la historia de Máximo, decide convertirse en gladiador para vengarse del general Marcus Acacius (Pedro Pascal). Mientras tanto, su patrocinador, Macrinus (Denzel Washington), busca ganar poder en el imperio de los jóvenes Caracalla y Geta.

Las comparaciones con la historia original son inevitables. Sin embargo, esta nueva entrega posee una armadura de virtudes que le permite mantenerse firme frente a su monumental predecesora, aunque sin llegar a superarla. A continuación, detallo esas virtudes, sin entrar en spoilers.

Pedro Pascal (derecha) interpreta a Marcus Acacius, el general de quien Hanno busca vengarse. Crédito: Andes Film.

Un mismo tablero, nuevas piezas

Esta secuela de Gladiador tiene un efecto similar al de «Star Wars: Episodio VII – El Despertar de la Fuerza»: retoma ciertos hitos conocidos, pero en un marco moderno. Esto permite que nos sintamos familiarizados con el mundo en el que se desarrolla la trama, aunque inevitablemente coloca a la película en comparación directa con su antecesora.

Algunos personajes también cumplen roles similares a los de la Gladiador original. El ejemplo más claro es el «viaje del héroe» de Hanno, el protagonista, que se basa literal e implícitamente en lo que Máximo logró, extendiendo la sombra de la historia icónica sobre esta nueva entrega.

Dicho esto, el director Ridley Scott encuentra nuevas piezas para volcar ciertos aspectos de la historia, logrando que esta sea más ambiciosa en escala que la anterior. La inclusión del general Acacius y de Macrinus resulta acertada, ya que permiten sentir la escala de poder en Roma y las consecuencias del legado que dejó Máximo, sin que parezca que estamos viendo lo mismo que hace 20 años. Si bien no es perfecta, «Gladiador II» tiene el mérito de enfrentar la sombra de su predecesora.

Denzel Washington es Macrinus, patrocinador de Hanno. Crédito: Andes Film.

La grandeza de lo épico

Una de las preguntas más frecuentes y también más importantes sobre esta secuela es: ¿qué tan épica es? Por suerte, la respuesta es positiva: «Gladiador II» ofrece más acción y a mayor escala, con secuencias que llenan la pantalla de momentos impresionantes. Las nuevas tecnologías permiten que el Coliseo se transforme en un espectáculo visual de gran magnitud, y los detalles -como las coreografías y los efectos- son más precisos. Sin embargo, hay ciertos efectos especiales que, notablemente, no lucen tan bien en la pantalla grande.

este aumento de escala se suma una trama que presenta un conflicto más complejo que el de Gladiador original. Las dinámicas de poder juegan un rol más protagónico, mostrando que, en Roma, lo más importante es su burocracia.

El caos

Por desgracia, lo mencionado anteriormente también implica que el enfoque en el protagonista se diluye. Gladiador se convirtió en un ícono gracias a su foco en la historia de un hombre que supera la adversidad para cerrar su propio ciclo. En «Gladiador II», la cantidad de nuevos elementos le resta poder a la trama de Hanno, dejándolo como un tributo a Máximo y no como un héroe en su propio derecho.

La mejor muestra de esto es el desenlace de la cinta, que se apresura en resolver las piezas que aún están pendientes en el tablero. La conclusión se siente, en efecto, más abrupta, pero esos son los retos de crear una película que continúa un legado: encontrar la forma de diferenciarse sin perder el valor del mundo creado.

Dicho esto, «Gladiador II» logra encontrar maneras de ser una secuela que honra el legado de su predecesora, sin superarla, pero ofreciendo una película y un espectáculo que el público disfrutará. En términos de premios, será difícil que esta entrega entre las mejores del año, pero si se pueden destacar sus partes como Denzel Washington, quien podría encontrar una nueva nominación como actor de reparto.

Nota: 4.0/5.0

«Gladiador II» ya se encuentra disponible, solo en cines.

Agustín Pérez Achurra, crítico de cine (https://www.instagram.com/hobby.space/)