Programas como «SeniorFit», avalados por la Red Europea de Deporte para Mayores, combinan taichí, psicomotricidad en piscina y juegos de equipo modificados para crear «microcomunidades» en residencias. Un estudio en 20 centros españoles reveló que el 72% de los participantes mejoró su adhesión terapéutica gracias a la complicidad generada en sesiones grupales, según datos de la Red.
La neurociencia explica parte del éxito: la Universidad de Oxford verificó que estas actividades elevan un 15% los niveles de oxitocina (hormona del vínculo social) en adultos aislados. «No es solo mover piernas; es crear rituales compartidos que sustituyen la soledad por pertenencia», detalla un fisioterapeuta del programa. El reto pendiente, advierte la Red, es superar la brecha digital-rural: solo el 30% de áreas no urbanas tiene acceso a estas iniciativas.
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