Los Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM), tanto públicos como privados, se encuentran bajo presión desde hace años. Informes recientes indican que cientos de personas mayores están en lista de espera para acceder a estos centros, muchos derivados desde tribunales por abandono, negligencia o ausencia de redes familiares. La demanda supera ampliamente la oferta y evidencia fallas profundas en la infraestructura de cuidados del país.

Aunque la Ley 19.828 provee un marco institucional para la operación de ELEAM bajo supervisión de SENAMA, su capacidad de respuesta está condicionada por fondos públicos insuficientes y la ausencia de un sistema nacional de cuidados plenamente implementado. En algunas regiones, la falta de residencias obliga a trasladar a personas mayores a otras ciudades, rompiendo vínculos comunitarios y haciendo más difícil el seguimiento social.

Organizaciones especializadas aseguran que el problema no es solo de infraestructura, sino también de modelo. Los ELEAM existentes no siempre responden a las necesidades emocionales, cognitivas y relacionales de sus residentes, especialmente de aquellos que llegan tras años de soledad o abandono. La atención centrada únicamente en aspectos clínicos deja de lado dimensiones sociales que son fundamentales para una vejez digna.

Expertos en políticas públicas están proponiendo una reforma integral que incluya nuevas residencias, programas de vivienda colaborativa, redes de acompañamiento comunitario y un sistema nacional de cuidadores profesionales con formación continua. “No se trata solo de tener más camas, sino de construir un ecosistema completo de cuidados”, enfatiza una investigadora en envejecimiento.

El Congreso discute actualmente propuestas que buscan reforzar el financiamiento para ELEAM públicos, modernizar estándares y crear mecanismos de evaluación continua. Sin un fortalecimiento sustantivo del sistema, el aumento sostenido de la población mayor podría profundizar la saturación durante la próxima década.