Organizar correctamente los alimentos en el refrigerador no es solo una cuestión de orden: es clave para mantener la frescura de los productos y reducir riesgos sanitarios en el hogar. Una práctica común —colocar envases, botellas o productos de uso frecuente en la puerta— puede comprometer la seguridad de alimentos sensibles debido a las constantes fluctuaciones de temperatura.

Según EatingWell, la puerta es la zona más inestable de la heladera, ya que cada apertura expone los alimentos al aire caliente exterior. Mientras los estantes internos y cajones mantienen un frío más uniforme, la puerta pierde rápidamente su capacidad de conservar productos delicados.

El USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) advierte que alimentos de mayor riesgo —lácteos, huevos, carne y aves crudas— requieren entornos más fríos y estables para frenar la proliferación bacteriana y prolongar su vida útil. Por ello, la distribución interna cobra un papel estratégico: los estantes inferiores deben destinarse a los productos más sensibles, mientras que los superiores pueden reservarse para los de menor exigencia.

Cinco alimentos que no deben guardarse en la puerta del refrigerador

  1. Leche
    Muy vulnerable a los cambios de temperatura. Según US Dairy, debe colocarse en la parte trasera, donde el frío es más constante.

  2. Huevos
    Aunque muchas heladeras incluyen hueveras en la puerta, la American Egg Board recomienda conservarlos en su empaque original dentro de una repisa interna, para asegurar frío continuo y evitar bacterias.

  3. Carnes y aves crudas
    De acuerdo con EatingWell, estos productos requieren bajas temperaturas estables. Se aconseja guardarlos en recipientes herméticos en los estantes inferiores para prevenir derrames y contaminación cruzada.

  4. Frutas y verduras
    El USDA recomienda almacenarlas en los cajones específicos, donde se regulan humedad y frío. En la puerta, pierden frescura, sabor o se pudren con rapidez.

  5. Queso
    Según el USDA, necesita frío uniforme y controlado para evitar que se seque o adquiera sabores indeseados. Lo ideal es conservarlo en los cajones destinados a quesos y fiambres, en la zona media o inferior.

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