Ante una multitud festiva que colmó la Plaza de San Pedro y las calles adyacentes, el Papa León XIV presidió este domingo su primera recitación pública del Regina Coeli, marcada por llamados a la oración por las vocaciones, un mensaje de esperanza a la juventud y una firme súplica por la paz mundial.
El Pontífice apareció en el balcón central de la Basílica de San Pedro el 11 de mayo, precedido por un ambiente de celebración animado por bandas musicales y grupos de danza folclórica que se congregaron tras participar en una misa al aire libre por el Jubileo de las Bandas y del Espectáculo Popular. Según cifras oficiales, unas 100.000 personas participaron del evento.
Durante su intervención, León XIV destacó la coincidencia de su primer domingo como obispo de Roma con el Domingo del Buen Pastor, jornada en la que la Iglesia reza especialmente por las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Citando el Evangelio de Juan, el Papa subrayó que Jesús es “el verdadero Pastor, que conoce, ama y da la vida por sus ovejas”. En esa línea, instó a las comunidades a ofrecer a los jóvenes espacios de acogida, escucha y acompañamiento vocacional, señalando la importancia de contar con “modelos creíbles de entrega generosa a Dios y a los hermanos”.
El Papa también retomó el mensaje publicado por Francisco en marzo para esta jornada, invitando a la multitud a acoger ese llamado: “Hagamos nuestra la invitación que el Papa Francisco nos dejó”. Luego, en un gesto espontáneo, se dirigió directamente a los jóvenes: “¡No tengan miedo! ¡Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo el Señor!”.
En un momento de especial emotividad, León XIV dedicó un saludo a las madres con motivo del Día de la Madre, celebrado ese día en Italia, Estados Unidos y otros países: “Envío un afectuoso saludo a todas las madres, con una oración por ellas y por las que ya están en el cielo. ¡Feliz Día de la Madre a todas las madres!”, expresó.
Tras rezar el Regina Coeli, el Papa recordó que su elección, el 8 de mayo, coincidió con el 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Aprovechó la ocasión para reiterar, citando a Francisco, que “la Tercera Guerra Mundial se está combatiendo a pedazos” y lanzó un enérgico llamado: “¡Nunca más la guerra!”.
León XIV rezó especialmente por la paz en Ucrania, pidiendo la liberación de los prisioneros y el regreso de los niños trasladados forzosamente, así como por el cese inmediato del fuego en Gaza y el acceso a ayuda humanitaria. También celebró el acuerdo de alto el fuego entre India y Pakistán, aunque advirtió: “¿Cuántos otros conflictos hay en el mundo?”.
La jornada culminó con una súplica a María, Reina de la Paz, a quien el Papa encomendó su deseo de que “nos obtenga el milagro de la paz”. Previamente, León XIV había celebrado una misa en la gruta de la basílica, cerca de la tumba de San Pedro, y luego rezó ante las tumbas de pontífices allí sepultados. La eucaristía fue presidida por el padre Alejandro Moral Antón, Prior General de la Orden de San Agustín, comunidad religiosa a la que pertenece el nuevo Papa.
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