Mañana 7 de septiembre distintas ciudades en el mundo celebran el Día Internacional del Pelirrojo, una conmemoración nacida en los Países Bajos que combina visibilidad cultural con interés científico en una característica poco común: el cabello rojo.
La base biológica de esta singularidad radica en el gen MC1R, cuya variante específica determina la presencia de pelo pelirrojo y otros rasgos físicos en apenas entre el 1,5 % y el 2 % de la población mundial, según el University College London.
El genetista Conrado Martínez Cadenas, de la Universidad de Valencia, explica que “para que una persona nazca con el cabello rojo, debe heredar dos copias defectuosas de este gen, una de cada padre”. Esta mutación, localizada en el cromosoma 16, surgió hace aproximadamente 50.000 años en poblaciones euroasiáticas y aún se mantiene activa, aunque de forma desigual en el planeta.
Irlanda, Escocia y regiones del norte de Europa exhiben prevalencias cercanas al 10 % de pelirrojos naturales, mientras que hasta el 40 % de la población porta al menos una copia del gen recesivo.
Más allá del color de cabello, esta variante genética impulsa una mayor síntesis de feomelanina (pigmento rojizo) y limita la producción de eumelanina (pigmento oscuro). El resultado son fenotipos característicos: piel clara, pecas frecuentes y sensibilidad particular a la radiación solar.